6 macronutrientes básicos en jardinería

De los elementos esenciales para las plantas, seis son requeridos en mayor proporción que los demás; son los llamados macronutrientes.

El nitrógeno, el fósforo y el potasio son, de entre éstos, los que se asimilan en mayor cantidad; se les conoce como macronutrientes primarios.

Les siguen en abundancia, el calcio, el magnesio y el azufre (macronutrientes secundarios.

Sus deficiencias pueden ocasionar graves consecuencias en tu jardín.

1. Nitrógeno (N)

El nitrógeno es un nutriente esencial en la formación de la clorofila. Su déficit provoca hojas más apagadas o amarillas, incluidos sus nervios. Al principio en las HOJAS VIEJAS, que pueden llegar a caer, luego también en las nuevas.

Al ser un elemento tan importante para la estructura de la planta, su carencia frena el desarrollo y provoca vulnerabilidad ante plagas y enfermedades.

Ten en cuenta que los síntomas del riego inadecuado pueden parecerse a los de la falta de nitrógeno.

El exceso es igualmente perjudicial; supone un crecimiento exagerado, aunque con tejidos débiles que atraen las plagas y facilita la entrada de hongos. También induce a una menor floración.

2. Fósforo (P)

En este caso, su carencia repercute en un menor crecimiento de las raíces y por ende de la planta en general, así como en problemas en la floración y maduración de los frutos. También hace a la planta más susceptible al frío y a cualquier tipo de agresión.

Los síntomas en las hojas se manifiestan primero en las MÁS VIEJAS, mostrando bordes morados, que pueden llegar a secarse. Los nuevos brotes serán además más escasos y con las hojas de menor tamaño.

El exceso de fósforo puede bloquear la absorción del hierro, el manganeso o el zinc.

3. Potasio (K)

El potasio es responsable de la turgencia de los tejidos y la respiración (apertura y cierre de los estomas). Favorece la resistencia de la planta ante las bajas temperaturas, la sequía, las plagas y las enfermedades. Su deficiencia repercute negativamente en el desarrollo de la planta, la floración y la fructificación.

Los síntomas pueden observarse primero en las HOJAS VIEJAS: puntas y bordes amarillos o secos, de forma parecida a la falta de magnesio o al exceso de boro y cloro. Cuando el problema se acentúa, afecta también a los nuevos brotes.

Este nutriente puede escasear en terrenos arenosos. Su exceso, en cambio, bloquea la absorción de magnesio, calcio, hierro, boro y zinc.

Si quieres asegurar la presencia de los tres nutrientes principales, puedes aportarlos fácilmente mediante abono granulado.

4. Calcio (Ca)

Interviene de forma decisiva en la resistencia de los tejidos, el desarrollo de las raíces y en la formación de frutos de hueso o con pepitas.

Su privación no es habitual, pero puede darse en terrenos ácidos y con demasiada humedad. De producirse, se evidenciará sobre todo en los BROTES JÓVENES, mostrando hojas amarillas y con puntas secas o que se enrollan sobre si mismas. También provoca deformación en los frutos.

La falta de calcio se soluciona realizando una enmienda con cal

Su exceso puede impedir la asimilación del fósforo, el magnesio y el hierro.

5. Magnesio (Mg)

El magnesio es un nutriente clave en la producción de clorofila. Las señales de su escasez se observan mayormente en las HOJAS VIEJAS, que pueden mostrar clorosis entre sus haces vasculares (aunque no tan marcada como en el caso del hierro) o también en los bordes.

Es además importante en la formación del fruto y sus semillas, por lo que no debe faltar en su maduración.

Razones de su pobre asimilación pueden ser el exceso de calcio o de potasio. Demasiada cantidad de magnesio también podría interferir en la absorción del potasio.

6. Azufre (S)

Este elemento es básico en la formación de proteínas y clorofila. Forma una asociación importante con el nitrógeno, por lo que su carencia presenta síntomas similares: crecimiento lento y clorosis generalizada, aunque en este caso se inicia en las hojas jóvenes.